Estimados lectores, les regalo aún más conversaciones ambiguas y diálogos enigmáticos del pueblo de Coatzóspam:
Durante una plática sobre las religiones que han llegado a instalarse en San Juan Coatzóspam:
PEÑA: “Y luego están los, este…los…¿cómo se llaman?”
DAVID: “No sé.”
El señor Peña se me queda mirando.
PEÑA: “Híjole, pero ¿cómo se llaman?”
DAVID: “No tengo la menor idea.”
DON ADÁN: “¿De quién?”
PEÑA: “Los este…los taláyer…¿cómo se llaman?”
DAVID: “Te juro que no sé a qué te refieres. A un gringo que se apellida Tallager, tal vez.”
PEÑA: “No, pero son los Atalaya, algo así.”
DAVID: “Aaa, te refieres a los Testigos de Jehová.”
PEÑA: “No, ese taláyer.”
DAVID: “El Atalaya es la publicación de los Testigos de Jehová, una denominación religiosa.”
PEÑA: “No, este es otro.”
DON ADÁN: “Sí, es otro. Este trae otro. Trae Lucas, Marcos, este…trae otros, trae otros también. Mateo, Marcos…¿quién más?”
PEÑA: “Pero dicen que eso trae brujería, pues.”
Pero para no dejar a la equidad a un lado, también les presento la versión inversa de estas pláticas confusas: un muestreo de mis intentos (a menudo fallidos) de hablar tzotzil con los campesinos de Chiapas.
En una ocasión les preparé un caldo para mis anfitriones y uno de los señores de la comunidad me agradeció la comida. “Gracias” en tzotzil se traduce como “koalabal” y para decir “de nada” se responde con “muyuk vokol”, el cual literalmente se traduce como “no hay de que”. En dicha ocasión se me olvidó la palabra “vokol” y le contesté al señor “muyuk lobol”, lo cual se traduce al pie de la letra como “no hay plátano”. En un sentir más integral, significa “me falta el chilito”. Dejándonos con este hermoso diálogo:
SEÑOR CHIAPANECO: “Gracias por el caldo, Don David.”
DON DAVID: “¡No tengo pene!”