“Hace muchos
años, mi tía Leilani vivía con mi abuela en un pueblo chiquito, en la isla de
Kaua’i. La casa estaba a la orilla de la aldea, rodeada por palmeras, piñales y
mangonales. Mi tía era apenas una niña en aquel entonces. Ella dormía en la
habitación que estaba ubicada en la esquina de la casa que se colindaba con los
piñales.
“Mi tía Leilani
amaneció un día y, al querer bajarse de la cama, se dio cuenta que estaba
acostada en el piso. La siguiente noche volvieron a acostarla en la cama, y
volvió a despertarse en en el piso. Esto sucedió varias veces. Después de unas
semanas, mi tía Leilani empezó a soñar con una mujer espectral que la bajaba de
la cama. Tenía mucho miedo y se quejaba con mi abuela; decía que le daba miedo
dormir en ese cuarto. Para saber por qué Leilani soñaba con esa mujer y por qué
siempre amanecía en el piso, mi abuela fue con una de las sabias abuelas del pueblo—con
doña Anuhea. La anciana fue a inspeccionar la casa. Al salir hacia los piñales,
se fijó en un muro de piedra muy antiguo que atravesaba el piñal. ‘Me consta lo
que sucede aquí,’ le dijo doña Anuhea a mi abuela. ‘Es que por aquí pasa el
sendero de los menehune, los duendes del bosque.’ Doña Anuhea le
explicó a mi abuela que el sendero de estos seres mágicos pasaba por el piñal y
atravesaba la esquina de la casa. Suponía que la mujer espectral era un
espíritu de los antepasados, que la mujer siempre bajaba a Leilani de la cama
para que no tuviera problemas con los menehune ni los estorbaba durante sus travesías nocturnas. A partir de la
consulta con la anciana, mi tía dejó de dormir en ese cuarto y se acabaron los
problemas.
“Muchos no creyeron el
relato de doña Anuhea, ni querían creer lo que decía mi tía Leilani. Pero
después de varios años, hicieron unas obras de construcción y excavaron el
suelo debajo del cuarto infame. Los obreros descubrieron los huesos de una
mujer—se dice que era ella la que siempre bajaba a Leilani de la cama. Desde
aquel entonces, mis familiares aprendieron a tenerles mucho respecto a los
antepasados y a los menehune también…”
-Relato de Mahina, muchacha
hawaiana, de la Isla de Kaua’i, Hawái
En las islas de Hawái—archipiélago tropical en
medio del océano pacífico—existen muchos relatos acerca de los “menehune”. Estos seres diminutos son muy
parecidos a los chaneques o duendes. Son seres del bosque y de la noche. Tienen
poderes sobrenaturales: pueden hacerse invisibles, pueden transformarse,
atravesar muros y paredes (como vimos en el relato anterior), y realizar
encantos y maldiciones. Tal y como los chaneques y los duendes de varias
culturas del mundo, se dice que los menehune son capaces de cometer muchas
travesuras—pero también pueden hacerles favores a los seres humanos.