“Mi amiga me dice que
hay una casa aquí en Ensenada, no muy lejos de esta colonia.
En esa casa espantan.
Entras a la casa de día y no ves nada. Puedes cerrar la casa bien, cerrar las
ventanas, las puertas, encerrarte bien allá adentro de la casa. Pero no
importa—siempre aparecen los chaneques allá adentro de la casa. Es que ellos
siempre están allá adentro. Si te quedas en esa casa de noche, se te van a
figurar. Se te vean a aparecer los chaneques—esos duendes chiquitos que van
corriendo por la casa. Tú los vas a ver si te quedas allá adentro toda la
noche—o los verás, o oirás las pisadas de sus pequeños pies. Van corriendo por
la casa toda la noche.
Dicen que la casa está
a un lado del panteón. Yo creo que es por eso que espantan en esa casa…”
-Habitante de la
Colonia 89 de Ensenada, B.C.
Les aseguro que, hasta la fecha, no me atrevo a
entrar a la casa que se menciona arriba. Algún día les juro que lo haré—y en
cuanto lo haga, publicaré un texto al respecto.
No es que crea precisamente que podría ver
algo—es que creo en la posibilidad de ver algo. Y lo que más miedo me da es la
posibilidad de toparme con algo que no se limite a las leyes de este mundo
físico. Toparme con un fenómeno que pueda superar cualquier frontera material
para espantarme es una posibilidad que me parece sumamente tenebrosa.