[Instalación
Número 4 en la serie de textos, "En Busca de los Chaneques"]
“Yo iba
caminando por la orilla del arroyo un día en el que hacía mucho calor. De
repente oí un ruido extraño. Alcancé a escuchar dos raras voces que hablaban en
una lengua desconocida. Me acerqué más al arroyo y pude ver que, ahí al lado
del agua entre las hierbas y plantas, había dos chaneques acostados sobre las
piedras, soleándose. Estaban hablando en su idioma—yo no les entendía, pues no
estaban hablando en la lengua amuzga de nuestro pueblo ni estaban hablando
español. Era una lengua extraña.
Me acerqué más y
pude ver que se trataba de una chaneca hembra y un chaneque varón. El chaneque
oyó mis pasos, dejó de hablar y me miró. A mí me dio muchísimo miedo, y me fui
corriendo para mi casa.”
-Relato de un
encuentro con chaneques, de la Costa Chica de Oaxaca
[Hasta los años 1960, los indígenas barí (motilone)
eran personas leyendarias—no se había comprobado su existencia.]
Por muchos años, se hablaba de la existencia de una
tribu de indígenas que supuestamente vivían en algunas regiones selváticas de
Venezuela y Colombia. Se les denominaba los “motilones”, pero en realidad nadie
sabía cómo se autodenominaban, pues nadie había establecido contacto con los
motilones. Muchos decían que, efectivamente, no existían los motilones—que se
trataba de puros cuentos y leyendas.
Los “motilones” dejaron de ser personas teóricas o
leyendarias en los años 1960, cuando por fin un misionero extranjero incurrió
en su territorio y llegó a vivir con ellos.