Monday, October 22, 2012

Chaneques en la Baja California


“Yo iba manejando por la carretera en el Estado de Puebla, de noche, cuando hice parada debajo de un puente. De repente aparecieron decenas de seres pequeños; salieron de las sombras. Yo los vi claramente a través del parabrisas. Comenzaron a brincar sobre mi coche, riéndose como locos. Al otro día vimos que el vehículo todavía traía las marcas de sus pies diminutos…”

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“Crecí en un pueblo pequeño, por la Costa Chica de Oaxaca. De niña, vi los chaneques en varias ocasiones. Una vez iba caminando al lado del río con mi hermana menor y oímos unas voces extrañas; estaban hablando en una lengua desconocida para nosotras. Miramos hacia la orilla del río y vimos dos chaneques—una hembra y un varón—sentados en el suelo, platicando entre sí. Me dio mucho miedo, pues sabía que esos animales hacen maldad. Entonces agarré una piedra, la bendije en el nombre de la Virgen, y se la aventé a los chaneques para espantarlos…”


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“Cuando era muy chica, estaba en mi casa con mis papás cuando oímos los gritos de los chaneques que venían desde las lejanas montañas. “Escualiú, escualiú, escualiuá,” gritaban. Nos dio mucho miedo. Mi padre salió de la casa y pintó una cruz, con una cabeza de ajo, sobre las cuatro paredes de la casa, pues se dice que así se protege uno de los duendes…”

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“Se dice que los chaneques son capaces de tomar la apariencia de uno. A veces se meten a los hogares de la gente. Un señor de mi pueblo llegó a su casa y vio a su mujer cocinando. Se le acercó para darle un beso; cuando el hombre la miró de cerca, vio que sus ojos estaban completamente negros como los de un animal. Así supo que se trataba de una chaneca que se había transformado; había cobrado la forma de su señora…”

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“Aquí en Ensenada hay una casa donde, todas las noches, aparecen los duendes. Está cerca del panteón. Nadie puede vivir ahí, pues se dice que cuando oscurece, los chaneques se materializan de la nada, salen de las sombras y comienzan a correr por la casa…”

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“Mi vecino en Tijuana ve los chaneques. Dice que se burlan de él, pues salen únicamente cuando él está solo. Se trepan por los muros alrededor de su casa, le miran por las ventanas, le hacen caras feas para asustarlo. Se ha puesto muy paranoico el señor, se la pasa buscando chaneques por todos lados, siente que lo persiguen…”

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Los relatos de chaneques—de seres pequeños con una forma humanoide, seres con capacidades extraordinarias—abundan en todas las partes de la República Mexicana. Nos rodean por todos lados.

Pero ¿qué nos indican estos relatos? ¿Cuál significado tienen? ¿Cómo los interpretamos? Y ¿qué son los chaneques, realmente?

Algunas de las anécdotas parecen indicar la existencia de unos seres físicos—seres que, en el caso de que uno los pudiera atrapar con una especie de “trampa de chaneques”, podrían ser sometidos a experimentos científicos y biológicos.

Otras historias parecen referirse a una etnia de personas pequeñas—como una tribu de pigmeos que, hasta la fecha, no han entablado contacto con los seres humanos “civilizados”.

Por su parte, otros relatos podrían referirse a una especie distinta de seres—ni humanoides, ni animales—mientras que otros hacen referencia a poderes mágicos.

Algunas historias claramente se tratan de seres inmateriales y sobrenaturales—como es el caso de los duendes de la casa en Ensenada. Otros sucesos parecen limitarse a la imaginación de un solo individuo. Ante los ojos del escéptico, podrían interpretarse como las confabulaciones de un crédulo o incluso de las alucinaciones de un esquizofrénico.

Entonces ¿qué son los chaneques? ¿Acaso son seres físicos o espirituales? ¿Son pigmeos humanos, animales humanoides, o entes de otra dimensión? ¿Existen en la imaginación humana, en el plano psicológico, o en el mundo físico?

Lo cierto es que los chaneques nos rodean en la Baja California.

Siendo un eje de la migración nacional e internacional, la región fronteriza de Baja California Norte se ha convertido en morada para un sinfín de leyendas, tradiciones, relatos y creencias. Hay que reconocer que los chaneques, sea lo que sea su explicación u origen, siguen las mismas rutas de migración de los seres humanos. En un lugar que sirve como destino de la migración masiva de otras regiones de México y América Latina, es de esperarse que las leyendas de dichas regiones viajarán con la gente.

Ciertamente esto fue el caso del mentado chupacabras. Los relatos de los chupacabras nacieron en la isla de Puerto Rico. A lo largo de los años, con la migración de los puertorriqueños a México, de pronto se empezó a hablar de los chupacabras aquí. Los encuentros con este ser mítico se registraron en diferentes partes de la República Mexicana, ampliándose su territorio hasta extenderse a la Unión Americana.

Cabe destacar que esto no significa que no existen los chupacabras. La trayectoria de las creencias y leyendas, su difusión de una región geográfica a otra, no descarta la posible existencia de unos seres físicos, de sangre y hueso.

Y es que más allá de lo físico, existen muchas formas de existir.

Los seres míticos, folclóricos y legendarios pueden existir según varias definiciones de la palabra, aunque no existan como seres biológicos. Al decir que “los chaneques existen, pero no como seres físicos” no implica que “solamente existen en la mente de la gente”.

En esta serie, examinaremos las diversas formas de interpretar, entender y explicar los relatos de chaneques. Cada instalación se dedicará a otro acercamiento o interpretación de los relatos—otra forma de concebir a estos seres que han aparecido en las tradiciones orales de los pueblos de México por milenios.

Pero cabe adelantar un comentario: sea lo que sea el caso, no podemos descartar la posibilidad de que los chaneques sean, a fin de cuentas, un misterio indescifrable. Es posible que, tras someterlos a un análisis integral, resulte imposible penetrar el velo enigmático que los envuelve.

Tras analizarlos desde un punto de vista psicológico, social, antropológico e histórico—después de todo eso, es posible que los chaneques seguirán siendo un gran acertijo.

Pero no por ser un misterio dejarán de ser reales.

Les invito, entonces, a acompañarme en esta tarea de examinar y analizar la leyenda de unos seres pequeños, sublimes y únicos.

Acompáñenme en esta búsqueda de los chaneques.   


La versión original de este texto se publicó en el portal "Arte y Cultura de Baja California":
http://arteyculturadebajacalifornia.blogspot.mx/2012/10/los-chaneques-en-la-baja-california-en.html


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